lunes, 19 de mayo de 2008

El diario "El País" publica una noticia hoy que titula de la siguiente manera:

El aborto hace caer el síndrome de Down
El número de nacidos con la anomalía se reduce un 30%

Un escalofrío recorre mi cuerpo. Una sensación de terror se aposente en mi pecho. Vuelvo a leer el titular y casi se me aflojan los esfínteres. ¡Con qué naturalidad se habla en el siglo XXI del exterminio eugenésico!


Hitler, en la concentración del partido nacionalsocialista de Nuremberg de 1929, ya afirmó que «como consecuencia de nuestro humanitarismo sentimental moderno, intentamos mantener a los débiles a expensas de los sanos». Hitler no llegó a impulsar políticas favorables a la eutanasia hasta el último período de su gobierno, una vez iniciada la contienda mundial. Pensaba que la sociedad alemana «todavía» no estaba preparada. Pero en 1939, cuando la voluntad del Führer era ya irresistible, expresó al dirigente de los Médicos del Reich «que era justo que se erradicasen las vidas indignas de pacientes mentales graves» (Michael Burleigh, El Tercer Reich). Y a partir de ese año la Cancillería del Führer empezó a autorizar a médicos la práctica de «homicidios compasivos», empezando con los casos de niños nacidos con malformaciones y enfermedades congénitas, tales como síndrome de Down, micro e hidrocefalias, parálisis espásticas y enfermedades mentales graves, alegándose como pretexto las súplicas de padres angustiados. La justificación de la práctica de la eutanasia era presentada por los nazis, sobre todo al comienzo de su implantación, como una respuesta a las demandas de los propios ciudadanos.
¿Alguien sigue despierto ahí fuera?

¿Hay alguien ahí?


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